jueves, 12 de junio de 2014

Voro

Salvador Gonzalez, de ahi Salvadoret, de ahi Voret, y finalmente Voro. Su extraño careto alargado siempre ha resultado mas que inquietante, incluso a veces mas de uno hasta ha llegado a pensar que este individuo era un extraterrestre. Pero no, simplemente es que se trata de uno mas de los integrantes de aquella famosa zaga del Valencia CF de los ochenta y los noventa, conocida como "la defensa de los monstruos".

La frase que mejor le define la pronunció Di Stéfano: "desayuna tornillos". Su carrera de élite comienza en el Tenerife en el año 1983, ya que aprovechando que tenía que hacer la mili en la isla, el Valencia decidió cederlo al club canario. A su vuelta se encontró con una temporada desastrosa del equipo che que acabó con su descenso. Y fue en Segunda donde Voro comenzó a ser un baluarte para esta defensa de engendros. Sin embargo fue el primero en abandonar el barco, en 1993 el Valencia fichó a un tal Belodedici (decían que era el mejor defensa del mundo) y el monstruito tuvo que emigrar al Deportivo.

Una vez abandonado su club de toda la vida, Voro consiguio finalmente llegar a lo mas alto de su carrera. En el club gallego jugó tres temporadas a muy buen nivel, gano una Copa del Rey e incluso fue internacional en nueve ocasiones, firmando, a diferencia de sus ex-compañeros monstruosos, unas muy aceptables actuaciones. En 1996 fichó por el Logroñés, pero un cúmulo de lesiones le obligaron a retirarse tras dos temporadas en el club riojano.

Durante muchos años intentó hacerse un hueco como entrenador en el fútbol valenciano. Su ocasión le llegó con los filiales de los equipos de la ciudad del Turia, pero tanto en Valencia B como en Levante B fue ampliamente criticado por la afición y no llegó ni a completar las temporadas. Finalmente consiguio un puesto como delegado en el primer equipo del Valencia CF, que casualmente le catapulto a entrenar al equipo en 2008 tras la despedida de un desastroso Ronald Koeman. Fue una ocupacion temporal que curiosamente repitio en 2012, esta vez tras la destitucion de Pellegrino. De esta forma, Voro se convertia en un hombre de confianza de la casa para salvar situaciones complicadas siempre que el banquillo valencianista lo requeria.

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